Este 19 de octubre no es un Día Mundial contra el Cáncer de Mama más.
El de 2025 está marcado por un antes y un después. Un antes de escuchar los testimonios desgarradores de mujeres que se han convertido en símbolo de la fuerza, esperanza y dignidad del pueblo andaluz, y un después de escuchar las mentiras y explicaciones vagas de un presidente de la Junta de Andalucía que aún no sabe, o no quiere decir, qué ha pasado realmente con el programa de cribado y detección precoz del cáncer de mama.
Hace semanas que todo el país está descubriendo, a través de los rostros de mujeres con nombre y apellidos, las consecuencias de lo que llevamos años advirtiendo desde el PSOE-A. Que la sanidad pública andaluza está siendo desmantelada y saqueada para cumplir con un objetivo premeditado que consiste en beneficiar a la privada aunque eso suponga el perjuicio, a veces mortal, de millones de andaluces.
Es la primera vez en la historia de la autonomía andaluza que un Gobierno, el de Moreno Bonilla y el PP, ha hecho saltar por los aires la confianza que las andaluzas tenían en el sistema público de salud como el mejor sitio para diagnosticar, tratar y curar una enfermedad como el cáncer de mama que, cogido a tiempo, puede evitar mucho sufrimiento.
Anabel, Lola, Pepi, Lupe… todas ellas confiaban en que no recibir una llamada o un email después de hacerse una mamografía era una buena señal. Sus conmovedoras historias revelan que no era así. Que la falta de información era un síntoma del colapso al que ha llegado el sistema sanitario andaluz después de siete años de pésima gestión, déficit de profesionales, caos organizativo y políticas privatizadoras.
Por eso este año no nos conformamos con la reivindicación, llamamos a la acción. En el PSOE-A no vamos a descansar hasta que las miles de mujeres que esperan el resultado de una prueba diagnóstica dudosa tengan su resultado. Hasta que las otras miles de mujeres que a día de hoy esperan temerosas una llamada reciban una comunicación oficial que les dé alguna certidumbre. Hasta que los otros miles de andaluces y andaluzas que ahora dudan de si la interminable lista de espera que soportan desde hace meses para realizarse una prueba diagnóstica puede estar jugando en contra de sus vidas sepan realmente qué les pasa.
Andalucía necesita que se sepa toda la verdad.
El cáncer no espera. Y ellas tampoco deberían haber esperado tanto. Estas mujeres que cuentan entre lágrimas sus casos en televisión y gritan en las calles ¡sa-ni-dad pú-bli-ca! no quieren protagonismo. Ojalá nunca haber ocupado el prime time de ninguna cadena.
Ellas piden justicia. Han elevado su voz para que ninguna mujer más pase por lo que ellas. Para que a ninguna más le llegue una carta con una cita para una mamografía un año y medio después cuando ya te han tenido que cortar los pechos.
Ante la mayor crisis sanitaria que ha vivido Andalucía en décadas, las mujeres piden algo tan básico como la verdad. Y les decimos alto y claro que no están solas. Vamos a acompañarlas hasta el final. Su lucha es la nuestra.
Lo que ha pasado no es un error técnico. Ni un fallo de comunicación. Es el reflejo más cruel del deterioro de la sanidad pública andaluza. En el PSOE-A exigimos que la Junta publique toda la información sobre las mujeres afectadas y los programas de cribado implicados. Que se garantice una atención integral, humana y urgente a todas ellas. Que se refuercen los programas preventivos y se recupere la transparencia en las listas de espera diagnósticas, ocultadas por Moreno Bonilla desde su llegada al Gobierno.
También urge que se escuche y respete a los profesionales sanitarios, que han sido el verdadero muro de contención frente al caos y la desidia política. Sin su profesionalidad, sin su dedicación, sin su experiencia, la situación sería aún peor.
Este 19 de octubre no será uno más. Será el primero de muchos en los que, además de pedir más investigación, más prevención y más inversión, se exija la defensa colectiva de una sanidad pública universal y de calidad. Esa que siempre ha salvado vidas.
Porque el cáncer no espera. Y nosotras, tampoco. Nos va la vida en ello.
